DISEÑADOR: Mac Gerdts
ARTE: Marina Fahrenbach
EDITORIAL: PD Verlag (Original) Masqueoca (España)
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2013
Nº JUGADORES: 2 − 5
DURACIÓN: 100 minutos
BOARD GAME RANK: 59

Introducción

Original lo que se dice original no es la ambientación del Concordia.

Si me dieran un euro por cada juego que transcurre durante la época del Imperio Romano o que muestra el Mediterráneo en el mapa a estas alturas ya habría comprado un palé entero de ediciones vintage de A Study in Emerald. Pero… ¿Acaso importa eso? ¿Nos vamos a achantar ahora porque el tema esté más visto que un Munchkin en un mercadillo de segunda mano? No, si ahora habrá eurogamers a los que les importe el tema…

El caso es que en Concordia tenemos que ir expandiéndonos por las provincias del Imperio Romano, desde Hispania a Siria pasando por Dolceygabannia y Mercedesbenzia y para ello emplearemos colonos (a pie o en barco) que irán dejando su impronta (en forma de casitas) en distintas ciudades. Dominar cuantos más territorios, una diversidad de recursos y hacerlo con la destreza geoestratégica habitual nos valdrá un porrón de puntos que son los que, a la postre, dirimirán tu capacidad como Praetor Máximo. Por cierto, praetor suena a ventosidad. Ahí lo dejo.

Componentes

Básicamente tres: Tablerazo guapo jugable por los dos lados dependiendo del numero de jugadores. Tacote de cartas (mi edición viene con dos lotes de cartas, en inglés y en la lengua de Angela Merkel) y kilo y medio de madera de las formas más chulis y cuquis: anforitas, miniyunques, micro haces de espigas y más ladrillos que en la urbanización del Pocero. Todo de calidad guapa.

Ah también hay cartoncetes, también tope gama. Todo ello en una caja enorme con una especie de Amy Winehouse de la casa Claudia en portada.

Mecánicas

Concordia puede tener sus contras, que no digo yo que no, pero tiene una ventaja ante la que ni el más retorcido de mis lectores pondrá queja alguna: instrucciones sencillas, directas y sólidas reunidas en tan solo 4 páginas (bueno y una más para el setup). Escuchen bien, 4 páginas incluyendo los créditos y los ejemplos. Madre mía, ójala fueran todos los juegos así.

¿Y cómo funciona el invento? Pues formidablemente. Estamos ante un juego de construcción de mazos, gestión de mano y movimiento de fichas asequible, sencillo de explicar y vistoso. Puro euro con sabor ciertamente añejo.

El juego se resume en: juega una carta, haz lo que pone, pasa el turno. Os juro que he visto versiones de las tres en raya más complicadas. Bueeeeno, dicho así esto parece una tontá, pero no. Es sencillo el jodío juego, pero es bueno, muy bueno. Básicamente manejamos 7 cartas al principio de la partida que nos permiten comprar y vender otras cartas y materiales, movernos por el tablero u obtener sextercios (de cerveza). Además hay una carta que permite volver a jugar las ya jugadas y comenzar el ciclo de nuevo.

No me voy a extender aquí en instrucciones porque yo soy de los que pasan de ese apartado en las reseñas (para qué si ya están los reglamentos) y se que la mayoría también lo hace. Que sois unos pícaros, que ponéis un cuarenta párrafos contando las reglas del juego para hacer unas tochoreseñas que parecen muy profesionales y en realidad copipasteais las instrucciones. Os he pillado. Pues no. Aquí vamos al turrón, a las opiniones.

Opinión

Ver el tablero y los componentes y leer las instrucciones de este juego hace que mires el calendario para ver si sigues en 2015. Y es que, dicho desde el cariño y el respeto Concordia parece más un juego de hace 10 años que actual.

¿Es esto malo? Para nada, todo lo contrario; pocos juegos pueden transmitir de buenas a primeras esa sensación de clásico que la criatura del veterano Gerdts, un creador con 4 títulos entre el Top100 del a BGG, consigue. Y es un clásico, en el buen sentido de la palabra como argumentaba Machado, porque consigue aunar unas reglas muy simples y una mecánica elegante y fluida con una alta rejugabilidad.

No hay en Concordia alardes de ingenio, minijuegos dentro del juego al estilo matrioska lúdica, no hay piruetas gráficas ni materiales molones, aquí solo hay un juego, pero con mayúsculas. La esencia misma de los euros: planificación, estrategia, interacción, cálculo…

Por ello Concordia gustará a los puristas como yo y no convencerá tanto a los que busquen espúreas emociones basadas en la mera innovación sin sentido o la acumulación fútil (toma ya…). Concordia tiene aroma a clásico y se disfruta como un buen brandy, solo y sin hielo, no lo necesita.

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Reseña realizada por Malarrama