Me atrevería a afirmar que no hay un solo socio de DA2 que no haya cogido un avión, sea de día o de noche. Hoy disponemos de una estupenda tecnología de navegación (GPS, radares de tierra, radares embarcados, reconocimiento satélites etc).
Y sin embargo, hace tan solo 60 años esto no era así. Para bien y también por desgracia, la base de muchos avances tecnológicos que disfrutamos se inició o desarrolló dentro de los conflictos (en este caso la 2GM) o bien impulsado por la investigación con fines militares de la postguerra (guerra fria).
El juego que os presento – Nightfighter – cuenta esta historia: el nacimiento de la tecnología de radares, medidas y contramedidas electrónicas que desarrollaron los Ingleses, americanos y alemanes para obtener la supremacía del cielo nocturno.
Aunque Nightfighter necesita dos jugadores, en realidad es un juego de un jugador contra «el sistema». El jugador propiamente dicho lleva uno o varios cazas nocturnos y el árbitro controla el movimiento de los bombarderos.
El qid del juego consiste en que hay 2 mapas y los bombarderos se mueven en el mapa del árbitro, ocultos al jugador. Éste, con las tecnologías existentes entonces tiene que tratar de localizarlos y derribarlos. Y yo creo que se aprecia mejor la historia del mismo jugando los escenarios de manera secuencial.
El juego en sí es rápido, dinámico. Vienen 10 escenarios, con varias variantes sugeridas cada uno, para apreciar los matices de cada tecnología. He jugado dos escenarios (el 1 y el 3). Las reglas que hace falta aprender para jugarlos se cogen enseguida y la sensación es bastante satisfactoria. En dos horas, mi oponente y yo jugamos los dos escenarios y además cambiandonos el rol de jugador y árbitro. También se disfruta siendo árbitro, de verdad. Es emocionante la tensión de saber que el caza está al lado pero no acaba de localizar al bombardero.
El escenario 1 es «misión imposible». Se trata de experimentar lo que pasaba hacia el principio de la guerra (1940). Un solitario caza inglés (Hurricane) trata de buscar una aguja en un pajar al intentar localizar tres bombarderos alemanes (3 Heinkel 111). Cuando me toco de jugador, pues no tuve nada de suerte (lo normal). Me pasé los 15-20 minutos dando vueltas «por el cielo» sin descubrir nada. Cuando me toco de árbitro, mi oponente localizó un bombardero. Compensó su buena suerte con una mala tirada de dado, con lo cual no hizo daño al bombardero. Una vez que lo tenía localizado, al turno siguiente volvió a atacar. Pero al estar el bombardero ya alertado, un par de «buenas» tiradas de dado del árbitro hicieron que el bombardero respondiera con fuego defensivo y encima derribó al fragll caza. Todo un anticlimax 😀
El escenario 3 ya era otra cosa. Aquí había zonas de reflectores y radares de tierra. El jugador coloca un par de fichas de radar de tierra buscando a su alrededor. Si no tienen contacto, al menos los radares dan una dirección aproximada de por dónde puede estar el bombardero. Luego, en la zona de reflectores, hay bastantes probabilidades de que éstos localicen a los bombarderos y que el caza pueda dispararlos y derribar uno o dos. Así fue más o menos en nuestra segunda partida, en ambos roles.
El juego va mostrando más y más reglas y avances tecnológicos a medida que vas progresando por los escenarios (radares de tiera más precisos, radares embarcados en los aviones, bengalas, cañones oblícuos, interferencias a los radares, etc). Pero esto es otra historia.
Reseña realizada por Warrafael.