Quién se fue a Sevilla, perdió su Sylla.
No nos engañemos, los juegos son como las mujeres. Por mucho que la belleza resida en el interior (en la mecánica del mismo) lo cierto es que si demostramos nuestro primer interés por ellos no es sino por su aspecto. Hay juegos cuya tema ya despierta en nosotros simpatías, nos hace tilín, nos pone ‘palotes’. Para muchos es oir hablar de zombis, elfos o ferrocarriles alemanes y no caber en los pantalones. En mi caso hay varios asuntos que me interesan y uno de ellos es todo lo relacionado con la antigua Roma. Es por ello que resulta lógico que adquiriese un juego que se basa en el periodo de la República dominado por Lucio Cornelio Sila. El juego se llama Sylla y está editado por Ystari, la casa francesa caracterizada por la alta calidad lúdica de sus productos y por su obcecación en poner la letra «i griega» en todos y cada uno de sus títulos.
No voy a entrar a comentar las instrucciones salvo por el hecho de que, pese a no ser complicadas, están explicadas de forma algo raruna sobre todo en los que a la preparación del juego se refiere. No estaría mal que los señores de Ystari revisasen la organización del manual, la verdad. Otra cosa curiosa, una memez, pero si no lo digo me muero, es que durante el juego cobran cierto interés la secta cristiana. Resulta curioso, digo, porque el cristianismo no apareció en Roma hasta casi dos siglos después de la muerte de Sila…, pero bueno que esto es un juego, no un tratado de Mircea Eliade.
Las mecánicas son sencillas, pero su combinación dan como resultado situaciones bastante apetecibles. El juego funciona como un reloj y la interacción entre jugadores es notable, tanto en el ámbito de la colaboración como de la traición. Se nota que estamos ante un juego muy meditado y pulido, un juego testeado y equilibrado como debe ser pese a que algunos piensen que el marcador de hambruna sea demasiado severo.
Uno de los mejores factores de Sylla es la capacidad que ha tenido su autor para conseguir que el tema no parezca pegado. Ciertamente las acciones, las fases, decisiones y consecuencias de cada una de las acciones tienen una clara implicación con el tema. Un punto muy a favor y que, desgraciadamente, pocas veces se llega a ver tan bien imbricado en un tablero de eurogame.
Por otro lado el juego favorece movimientos tácticos y estratégicos, auna competitividad sin desechar ciertos detalles de cooperación, permite optar por múltiples canales a la hora de elaborar una estrategia y tiene cierto grado de profundidad sin dejar de ser familiar. Vamos un poco de todo y todo bueno.
Los materiales son correctos aunque tampoco extraordinarios. Se echa de menos un tablero más grande donde pudieran haberse colocado todas las tarjetas cómodamente así como unos marcadores de puntuación más pequeños pues se solapan en el tanteador. El apartado gráfico está bien, demasiado oscuro para mi gusto, pero correcto.
Ciertamente se trata de un juego bastante estimable, bastante más de lo que sugieren sus puntuaciones en la BGG, que merece que se le den más oportunidades (como a ‘El Platanito’).
Reseña realizada por Ismael Alonso.