De la mano de Solidarios, algunos miembros del club da2 hemos disfrutado de una experiencia única y extraordinaria este fin de semana de Abril. Hemos llevado a cabo un voluntariado en la prisión de Navalcarnero utilizando los juegos de mesa como vehículo para conocer, comunicarnos y compartir experiencias con los internos que decidieron participar en la actividad. Permitidme compartir mis impresiones sobre la experiencia pues, os aseguro, merecen la pena.
Solidarios es una ONG que lleva trabajando 25 años en varios ámbitos de nuestra sociedad donde es común la exclusión social siendo uno de ellos, las cárceles de nuestro país. Gracias a la comunicación entre esta comprometida ONG y una gran amiga del club, María, surgió la posibilidad de acercar los juegos de mesa a estos ambientes. Da2 ya ha demostrado su solidaridad en otras ocasiones (las actividades realizadas en el hospital niño Jesús), además de que la propuesta encajaba perfectamente con la filosofía del club, así que la iniciativa fue muy bien acogida.
El sábado día 13 de Abril fue la fecha escogida y la prisión de Navalcarnero el lugar. En esta prisión Solidarios lleva años realizando actividades de toda índole por lo que nuestra propuesta relacionada con los juegos de mesa encajaba perfectamente. En la prisión nos encontramos con 4 maravillosas voluntarias de la ONG que nos hicieron de guía y anfitrionas en todo momento. De Da2 participábamos 4 socios además de la incombustible María, que se encargó de la parte más didáctica de la jornada.
No voy a mentir. Acceder a una prisión es toda una experiencia. En primer lugar, por el desconocimiento que hay sobre ellas (realmente, conocemos más sobre el sistema de prisiones estadounidense que sobre el sistema español). En segundo lugar, por la sensación de entrar en un mundo ajeno al propio donde la vida de la gente está estructurada de una manera diferente a la nuestra y donde nos preocupa no ser bienvenidos. Y por supuesto, también está la fama, la mala fama de prisiones y presos como lugares poco convenientes y halagüeños. ¿Qué nos íbamos a encontrar?
Afortunadamente, contábamos con las voluntarias de Solidarios así como con el asesoramiento de uno de nuestros socios que conocía el mundillo carcelario, lo que nos quitó todo tipo de inquietudes de un plumazo. Así que accedimos al recinto con determinación, seguridad y con muchas ganas de pasar un buen rato.
Nos ubicaron en una pequeña aula donde dispusimos las mesas para jugar y esperamos a los internos, que no tardaron en llegar. ¿Cómo definirlos? Todos resultaron ser gente amable y simpática que se deshacían en elogios y agradecimientos hacia nosotros por compartir nuestro tiempo con ellos. La acogida no pudo ser mejor. Enseguida nos dispusimos en las mesas y comenzaron los juegos. Para la actividad habíamos elegido juegos sencillos y rápidos donde destacaban los de estrategia, cálculo matemático, percepción visual, reflejos y habilidad. Los internos, acostumbrados a otro tipo de juegos más convencionales, se sorprendieron ante las nuevas propuestas y las recibieron con mucho entusiasmo. Debo reconocer que recibí sendas palizas (lúdicamente hablando) en todos los juegos en los que participé pues tal era su habilidad. Nos reímos, compartimos momentos, algún pique ocasional y mucho juego limpio (algo que, según nos indicaron, no era muy frecuente por esos lares). Apenas fueron dos horas pero se aprovecharon de principio a fin.
Para terminar, María recogió las impresiones de los participantes en la pizarra del aula donde se pudo comprobar, realmente, lo positiva que había resultado la iniciativa. Tanto internos como voluntarios aportamos nuestro punto de vista y la pizarra se llenó enseguida de buenas vibraciones y de deseos de repetir la experiencia.
Terminamos la jornada colmados de gratitud y prometiendo que volveríamos en cuanto tuviéramos oportunidad con más juegos y nuevas propuestas. Una vez salimos de la prisión y tras comentar el éxito del evento con las voluntarias de Solidarios, nos despedimos y nos marchamos a casa.
No puedo hablar por los demás pero, a título personal, debo decir que ese día me marché un una gran sensación en mi interior y con una nueva impresión sobre el mundo carcelario, que ahora no era tan desconocido para mí. Como ya adelantaba al principio, toda una experiencia única y extraordinaria.